EsePrimo

2005-04-08

¿Cuántas diferencias hay?

Parece fácil estructurar una bitácora para que admita tres columnas; dos informativas y una de contenido. En glish.com encontré un excelente artículo mostrando las diferentes técnicas existentes para conseguir dicha estructura sin necesidad de usar tablas, y entre todas ellas elegí la primera, que viene a ser la más flexible y menos complicada de adaptar (aunque requiere prácticamente destrozar la filosofía de las plantillas usadas en el sistema Blogger). El problema mayor surge cuando te das cuenta que cada navegador tiene su propio modo de interpretar CSS: espacios en blanco, posición relativa de unas cajas con otras, tratamiento de fuentes y sus características… Conclusión: te trabajas el código pacientemente hasta que la bitácora queda perfecta en tu navegador favorito (en este caso, Safari, y supongo que igualmente en Konqueror o cualquiera otro basado en KHTML). Pero al abrir el blog en un browser con espina dorsal basada en gecko (Mozilla, Firefox, Camino…), las cosas no quedan tan graciosamente organizadas. Y ya no te digo nada si empleas IE u Opera.

La solución pasa por incluir modificadores apropiados que detectan el comportamiento de cada browser y actúan de manera consecuente. Un consejo: si cuando abres esta página parece como si muchos de sus elementos se superponen sobre otros, alarga la ventana. He estructurado la bitácora de modo que se adapta al ancho de cada navegador; dejando fijos los tamaños de las columnas exteriores, y variando el de la central de acuerdo con las preferencias de los usuarios. ¡Pruébalo!

Todavía queda un largo camino hasta que mi rincón esté a gusto de cada uno de los lectores. Si pasas por esta página y ves algo que no te gusta o no queda demasiado bien, me encantaría que me lo comentases para que pudiese arreglarlo. Si pinchas en "Lee más aquí", encontrarás dos ejemplos visuales: la misma porción tal como se aprecia en Safari y en Firefox. Pinchando en las imágenes las puedes agrandar. ¡Cuenta las diferencias!



(Safari)(Firefox)

Si no fuera por este dolor de cabeza…

…escribiría una entrada bien larga sobre el musical al que hemos ido esta noche: "The Full Monty". Contaría como hoy en la comida bromeábamos sobre si los actores serían capaces de ponerse en pelota bigarda delante del altamente conservador público de Lafayette, y que en dicho caso, las luces del teatro se apagarían "misteriosamente" en tan delicado momento. Curiosamente, eso fue exactamente lo que ocurrió: al mismo tiempo que los seis colegas se quitaban el sombrero que cubría sus partes pudendas, no sólo las luces frontales y laterales enmudecieron completamente, sino que unas potentes letras luminosas aparecieron desde detrás de éstos, con lo cual lo único visible eran sus siluetas.

Si no fuera porque la cabeza me está volviendo loco y las pastillas no hacen ningún efecto, comentaría que la adaptación del guión original para convertirlo en un musical centrado no en la sociedad británica, sino en la americana, ha sido todo un éxito: por de pronto, la obra transcurre en Buffalo (en el estado de Nueva York, una de las ciudades que comparte las cataratas del Niágara). Si habéis tenido la suerte de viajar por esa parte del mundo, daréis la razón a los que han recreado el musical en dicha urbe. Las referencias culturales sobre diferencias de nivel social, trabajos basura, raza, calidad de vida asociada a los aspectos anteriores, relaciones entre diferentes estratos sociales… todo ello precisa y preciosamente trasladado. Y el punto que fue mejor tratado: el vehículo por el cual los seis intrépidos héroes descubren que pueden organizarse seriamente para realmente llevar adelante el espectáculo. En dos palabras: "Michael Jordan".

En general, la obra habría sido un éxito rotundo de no ser por un par de detalles, el primero y más importante por supuesto que decidieron actuar cuando más me dolía la cabeza, sin importarles una mierda que no tuviera una mala aspirina que echarme al cuerpo. Otro detalle que no entendí demasiado bien es la necesidad de hacer tanto hincapié en la situación sentimental de los dos matrimonios, así como el hecho que todo queda solucionado y bien avenido al final en ese capítulo. Las escenas de la pareja gay quedan relegadas a un casi-beso y una canción compartida cuando, cogidos de la mano, lloran la muerte de la madre de uno de ellos. Tampoco se entiende que el detonante de esta comedia de errores, y principal fuente de situaciones dramáticas de la historia—la relación entre padre e hijo—haya sido reducida a una emotiva canción del papá al niño mientras este último dormía. De manera sutil se nos acelera al final de la obra para que oportunamente nos olvidemos de si también para los homosexuales y los padres divorciados hay perdices y codornices cuando termina el cuento.

No tuve mucha oportunidad de comentar con Tocayo sobre las diferencias y parecidos de este musical con la representación a la que él asistió en Barcelona. Es de esperar que las referencias culturales y sociales en la versión catalana (¿o fue en castellano?) estuvieran igualmente bien tratadas, y tengo una gran curiosidad por conocer dichos detalles. Le preguntaré mañana, si la cabeza me deja, e intentaré completar esta entrada oportunamente.