EsePrimo

2005-06-27

¿Recuerdas?

Casi se me han saltado las lágrimas cuando he dado con este mp3.
¿Título? ¿Intérprete? ¿Autor?

¿Recuerdas de qué serie de televisión era esta música su sintonía inicial? ¿No? Pincha en el corte si necesitas una pista…

¿Pirañas?

Al noroeste de donde vivimos hay una zona de lagos artificiales—antiguas canteras sobre las que se ha construido un sistema de canales para inundar y renovar el agua—donde a diario en las épocas estivales los lugareños visitan buscando ponerse morenitos, darse un chapuzón y, alguno que otro, pasar una de aventuras buceadoras con sus bombonas y su neopreno. Ni las playas, ni el agua, ni el ambiente ofrecen competición seria a las instalaciones de nuestro país, pero dado que estamos en el centro mismo de Norteamérica, no se puede pedir más.

Por la irrisoria cantidad de un dólar y medio puedes acceder todo el día al enorme recinto, plantar tus toallas en el lago de tu eleccíón y pasar un rato agradable jugando con la arena, chapoteando, echando unos largos y buceando. Dada la construcción de los lagos, éstos están bordeados por senderos que recorren minuciosamente las paredes acantiladas, que ofrecen al alma aventurera un emocionante salto al vacío… por supuesto, prohibidísimo y penalizado con multa.

La fauna de los lagos es también curiosa. Los peces que habitan la playa de la pared sureste del que habíamos estado disfrutando—zona no abierta al público—no están muy acostumbrados a la compañía de humanos. En una de nuestras escapadas decidimos bajar a mojar los pies y chapotear en este área, y descubrimos con gran sorpresa que, no sólo no se asustaban, sino que venían con toda confianza a comprobar si éramos comestibles. Tras unos minutos con mis pies en el agua, recibí la visita de hasta quince valientes, que tenían gran curiosidad por comprobar a qué sabían mis dedos; ¡qué cosquillas!
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