Hello, my name is 영주. You killed my father. Prepare to die.

Ayer vi mi primera película coreana: “Boksuneun naui geot” y he decir que quedé muy gratamente sorprendido, sobre todo por la calidad del guión y la fuerza de las ideas e imágenes empleadas por Chan-wook Park, su director.

El título de la película ha sido traducido al inglés como “Sympathy for Mr. Vengeance” y aunque no coincido con esta elección, si que tengo que reconocer que la idea de venganza es el principal vehículo de este guión. Y por lo visto la represalia es muy común en la cultura coreana, de hecho influyendo de manera abusiva en su literatura, copando las primeras planas en periódicos e informativos, y prácticamente dictando el día a día de este simpático país.

Pero me estoy yendo por las ramas; volvamos a la película. Ésta empieza como una historia simple sobre gente simple; una fotografía instantánea de la sociedad coreana de hoy en día: ricos que viven en casas grandes, con complicaciones que no van más allá de divorcios, y pobres que viven en casas de papel, y no tienen dinero suficiente para pagar servicios médicos. La historia toma un giro inesperado cuando una decisión corporal para salvar una empresa de ingenieros cambia la situación de algunas de estas personas. Las consecuencias resultan ser críticas: un joven trabajador sordomudo con una hermana afectada por una enfermedad renal pierde su trabajo y, “casi” como consecuencia, su hígado a un grupo de estafadores. Su venganza contra el empresario pasa por el secuestro de su hija… ¡Un momento! Os estoy contando la película; me temo que he de parar aquí, y simplemente comentar que las venganzas de unos inician las venganzas de los afectados. A medida que la película avanza, cada personaje pone gran empeño en perfeccionar sus técnicas de llevar a cabo sus vendettas. El número de implicados crece, pero naturalmente decrecerá a la misma velocidad debido a la brutal mortalidad como consecuencia de los ingeniosos ajustes de cuentas.

Me temo que he contado demasiado.

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