Alquiler Parcial de Vacas
Tan sólo he observado este tipo de negocio por estas partes del mundo, pero dado el éxito y la popularidad del que goza, no es de extrañar que también se de en otros países. Funciona del modo siguiente: te vas a una granja tradicional, con toda probabilidad llevada por una familia amish, menonita, o de alguna religión similar. Seleccionas una de sus vacas lecheras, y decides tanto la parte del animal que vas a financiar, como el tiempo de financiación (digamos, un tercio de ésta, durante un año). Es entonces cuestión de sacar la calculadora, y tras una sesión de contabilidad básica pones sobre la mesa cierta cantidad de dinero (la manutención del bicho), y la otra parte se compromete a proveerte periódicamente de leche fresca sin tratar por ningún método. El dueño del animal ordeña, y tú tienes que pegarse el viaje cada fin de semana para rellenar los recipientes.
Por supuesto, tú eres el responsable de hervir, uperisar tradicionalmente o tratar del modo que te apetezca dicha leche, y en caso que alguna enfermedad sea derivada de la mala manipulación, el dueño del animal está completamente exento de culpa. Por el momento no he oído de ningún problema en este sentido, así que podemos asumir que tanto los animales están sanos y comen orgánico (el hecho de que los dueños sean amish te asegura esto último), como que los clientes no son descuidados y toman las debidas precauciones sanitarias.
¿Sale bien de dinero? No bien: excelente. No estoy al tanto de los precios de la leche en España, pero por ejemplo aquí, en Indiana, un galón (tres litros y tres cuartos, aproximadamente) cuesta en el supermercado unos dos dólares. Siguiendo el método tradicional descrito anteriormente, uno puede fácilmente llegar a pagar un quinto de esta cantidad. Aún más, uno puede montar una especie de negocio en el vecindario: una pareja de amigos obtenían tal volumen por semana que decidieron ofrecer gran parte de este a vecinos, además de usar bastante para confección de postres, yogures, etcétera.