Fin de finde en el campo
El tercer día nos levantamos bien cansados, por supuesto, pero teníamos por delante un día más de intensa actividad, que empezó con una vuelta por las tiendas de antigüedades de Corydon, y en especial con la visita a una de las fábricas de objetos de vidrio más antiguas del país: el taller de Joe Zimmerman. En dicho taller se puede ver a un soplador de vidrio creando pisapapeles de modo artesanal, tomando el vidrio con tubos de metal lo suficientemente largos como para poder soplar, girar, manipular, etc, todo ello sin quemarse. Contábamos con la posibilidad de comprar algún detalle para amigos y familiares, pero por lo visto el taller no tiene tienda; tan sólo aceptan pedidos lo suficientemente grandes como para que les merezca la pena poner los hornos en funcionamiento, y como consecuencia sólo crean el número exacto de piezas encargadas. A pesar de la desilusión de no poder llevarnos a casa uno de sus coloridos pisapapeles, el sitio nos dejó una muy buena impresión.
Unos tres cuartos de hora más tarde entrábamos al pueblo de Milltown, donde alquilamos una canoa para navegarnos el "Blue River". Como en días anteriores, tuvimos la fortuna–o maldición, como vereis más adelante—de ser los únicos visitantes. Eso significa que cada milla que navegas, cada recodo del río, cada isla en la que desembarcas, y cada uno de los animales que encuentras están ahí para tí, y sólo para tí. En otras ocasiones, remadores más rápidos, chavales más ruidosos o visitantes más tempraneros suelen espantar a los bichos y asentarse en las áreas más agradables; pero no esta vez: una de las ventajas de conseguir las vacaciones antes que el resto del país.
Como consecuencia, en las cuatro horas que pasamos disfrutamos de la compañía de tortugas de agua, patos, garzas… y por desgracia, también de garrapatas.
Hay un par de especies de garrapatas en este país que son portadoras de cierta enfermedad, la enfermedad de Lyme. Estos bichos suelen transmitir ciertas bacterias a todo aquel animal de sangre caliente que tiene la desgracia de acercarse a ellas. La manera en la que el contacto se produce es la usual: estos insectos suelen habitar hierbas altas, prados, márgenes de ríos y sitios similares, de modo que cuando un cuerpo cálido pasa relativamente cerca, saltan sobre estos, y se pasean por ellos hasta que encuentran un lugar apropiado que ofrezca facilidad para alimentarse y resguardo suficiente. Una vez cómodamente asentados, muerden, desgarran, meten la cabeza bajo la piel, y empiezan a alimentarse de sangre. Asombrosamente, uno no siente en ningún momento las garrapatas faenando: son tan pequeñas y livianas que pasan por completo desapercibidas.
Quitarte una garrapata no es tarea fácil ni agradable. Al contrario de lo que suele leerse en manuales de "jóvenes castores", la única manera de desprenderte de ellas es mediante el uso de unas pinzas. Se supone que tienes que pillar tan cerca como se pueda de la cabeza y, una vez firmemente asegurado, tirar de modo continuo hacia fuera, sin girar. Aceites, cerillas, alcoholes… lo único que consigues usando productos adicionales es irritar la piel, y al final tan sólo el empleo de pinzas te soluciona el problema. En cualquier caso, es aconsejable que guardes al animal para enseñárselo a tu médico. Éste será capaz de decidir si estás en riesgo de contagio, una vez haya inspeccionado el espécimen presentado.
Si por cualquier razón la cabeza se partiese y quedase dentro de la piel, es mejor no tocar el área de la picadura, pues tras cierto tiempo saldrá por si misma.
En teoría uno no se contagia fácilmente. Aproximadamente un 1% de los sujetos mordidos enferma, y para que se de tal situación es necesario que la garrapata haya tenido la oportunidad de alimentarse y engordar, lo cual suele llevar entre 24 y 36 horas desde que se acoplan.
Vvgrant recibió una picadura en la zona sobre el esternón, pero nos dimos cuenta lo suficientemente pronto como para poder quitar y matar al bicho sin mayor problema. Conmigo fue diferente. Un par de garrapatas se adhirieron a mi ropa, y durante el resto del día estuvieron buscando el sitio ideal para quedarse a vivir. Una de ellas dio señales de vida cuando conducíamos de vuelta a casa, y fue apropiadamente cazada y muerta. La otra encontró un sitio agradable en mi cadera, bien tapada por el pantalón, bajo el cinturón. Al llegar a casa la descubrí al salir de la ducha y me la quité con el procedimiento anteriormente explicado.
Al día siguiente me presenté en el médico con el bicho y la historia que acabáis de leer, y mi doctora decidió tratarme con antibióticos por si las moscas. Así que ahora voy por ahí con un botecito de píldoras rosa a todas partes, y tengo que ir escondiéndome del sol, pues uno de los efectos secundarios de esta medicina es que reaccionas fuertemente a la luz solar (incluso indirecta).
Garrapatas americanas comparadas: Los especímenes de la fila superior son Idoxes Scapularis, la garrapata de los ciervos, que transmite la enfermedad de Lyme. De derecha a izquierda: ninfa, macho adulto, hembra adulta y hembra adulta tras alimentarse. Las ninfas tienen su periodo más activo desde mayo hasta julio. Los adultos aparecen o bien en otoño, o durante las primeras semanas de primavera.
Los especímenes de la fila inferior son Dermacentor Variabilis, la garrapata común que se encuentra en los perros; dicha especie no lleva ni contagia la enfermedad. De derecha a izquierda: macho adulto, hembra adulta y hembra adulta tras alimentarse. Obsérvese cómo estos últimos tienen un tamaño superior a los anteriores, y marcas blancas muy distintivas en su parte dorsal.