Poca culturilla
Seguramente a muchos les haga gracia mi falta de… como llamarlo… ¿mundo? El caso es que la primera noche de nuestras vacaciones disfrutamos de un concierto en el Perelman Theater, en el Kimmel Center for the Performing Arts Home of The Philadelphia Orchestra. ¿Cosas que no sabía y me resultaron curiosas? Por ejemplo, que los “asientos malos” no están allí atrás ni arriba del todo, sino en primera fila. Cuando nos dimos cuenta de la situación, no pude evitar darme la vuelta, mirar a todos esos encorbatados y emperifolladas y pensar: “¡pringaos!”.
Pero primera fila no debe de ser demasiado buena por razones acústicas, me temo. No importa el hecho que tanto el director (Vladimir Feltsman) como algunos de los músicos te saluden directamente, ni que les oigas bromear entre piezas, observes como se miran unos a otros y se lanzan miradas furtivas (de reconocimiento, de agradecimiento, que se yo). Es curioso también cómo nunca antes me había fijado en el moratón que las violinistas desarrollan ahí donde apoyan el instrumento… y me pregunto por qué el único violinista varón no lo tenía.
¿El programa? Bach de anzuelo, encabezando y terminando el programa, y entre medias dos divertidas Sonatas para Orquesta de Cámara compuestas por Alfred Schnittke, la primera de ellas con la actuación de Oleh Krysa al violín (que por lo que me comentaron, era la estrella de la velada).
Un tipo curioso, el director: Vladimir Feltsman es uno de los pianistas más aclamados en America, y de hecho es invitado a acompañar prácticamente cada una de las grandes orquestas que visitan la Costa Este. Gran parte de culpa la tiene el hecho que este señor toca un Bach impresionante. Curioso también cómo ocho años exiliado del público no han hecho mella ni en su virtuosismo, ni en su talante amigable y humilde. Feltsman hizo una petición formal a su entonces gobierno para emigrar de la URSS, y las autoridades de dicho país respondieron con una durísima penalización que le mantuvo alejado de orquestas, teatros y salas de conciertos. Ocho años más tarde, en 1987, finalmente ganó el pulso político y se vino a vivir a Nueva York.
La foto que acompaña esta entrada fue tiradas por patterner y vvgrant la noche del concierto. La luz no es muy apropiada, pero uno puede distinguir el espectacular techo del Centro y la sobriedad arquitectónica del exterior del teatro.