EsePrimo

2005-06-29

Cómo ocurrió todo

Mi hermano empezó a dictar con su mejor estilo oratorio, ese con el que conseguía mantener a las tribus pendientes de cada una de sus palabras.
“Al principio”, dijo, “hace exactamente quince mil doscientos millones de años, se produjo el Big Bang y el Universo...”
Pero yo ya había dejado de escribir. “¿Hace quince mil millones de años?”, expresé mi desacuerdo.
“Por supuesto”, dijo él. “Me siento inspirado.”
“No cuestiono tu inspiración”, dije. (Y mejor que no le hiciese. Es tres años menor que yo, pero nunca cuestionaría su inspiración. Nadie se atrevería, pues se podría montar una buena.) “Pero, ¿vas a contar la historia de la Creación en un periodo de quince mil millones de años?”
“Claro”, dijo mi hermano. “Ese es lo que tardó. Lo tengo todo aquí,” apuntando a su frente, “y lo se por una fuente de las más altas esferas.”
En ese momento yo había dejado mi stylus sobre la mesa. “¿Tú sabes lo que cuesta el papiro?”, dije.
“¿Comorl?” (Puede que estuviese inspirado, pero frecuentemente he venido observando que la inspiración no le hace recapacitar en detalles tan sórdidos como el precio del papiro.)
Le dije, “Supongamos que describes cada millón de años de sucesos en un rollo de papiro. Eso implica que tendrías que rellenar quince mil rollos. Tendrías que estar hablando el tiempo suficiente para completarlos, y ya sabes como empiezas a tartamudear cuando llevas un rato hablando. Los dedos se me van a cansar al escribir todo ese volumen. E incluso si nos pudiésemos permitir todo ese papiro, y tu voz no fallase, o mi fuerza, ¿quién va a copiarlo después? Necesitamos garantizar cien copias antes de que podamos publicarlo, y si no podemos conseguirlo, ¿que dinero vamos a sacar de todo esto?”
Mi hermano se lo pensó un momento. Dijo, “¿En serio crees que debería abreviar?”
“Un montonazo,” le dije,“ si en serio quieres que te lean.”
“¿Qué te parece dejarlo en cien años?”, dijo.
“¿Y qué tal dejarlo en seis días?” dije yo.
Horrorizado, me contestó, “¡No se puede resumir la Creación en seis días!”
Yo dije, “Ésto es todo el papiro que tengo; ¿qué te parece?”
“Bueno entonces,” dijo, y empezó a dictarme de nuevo, “Al principio... ¿Tiene que ser seis días, Aaron?”
Le dije firmamente, “Seis días, Moisés.”
Traducción de EsePrimo de una novela corta de Isaac Asimov titulada “How It Happened”, como regalo a todos esos evolucionarios que, como yo, se sienten insultados por la aparición y creciente importancia de todos esos movimientos “creacionistas” que tan de moda están últimamente, y que tantos adeptos están haciendo, no entre científicos (que son los que saben de esto), sino entre políticos, que son los que lo usan para llevarse al huerto aquellos que no pueden pensar por sí mismos y necesitan alquien que les diga qué es bueno, qué es bonito, qué es natural, y más importante, a temer y odiar todo aquello que no lo es. Gracias por la lección, maestro Asimov.

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